Compañeros de Camino, Ole Madrid!

Cada sitio tiene su momento y su espacio, sin darme cuenta llevo viviendo en Madrid el tiempo suficiente para haber pasado por todos los estados de ánimo. Creo que puedo decir que la he amado y odiado con la misma intensidad…pero finalmente ella y yo estamos en paz. Ya la acepto, la puedo entender y de tanto y tanto nos peleamos, pero al rato nos volvemos a reconciliar. Como cualquier relación sana con tu mejor amiga que de tanto en tanto quieres ahorcar, pero al final del día terminas pasando con ella los mejores momentos, conversas y vinitos… si como leen, vinitos así le decimos las caraqueñas a sus amadas copas, queridos amigos españoles. En esta estancia en España lo que mas he amado es la facilidad de comunicarme de un brinco tanto dentro como fuera de las fronteras españolas, pudiendo ver a amigos que se encuentran esparcidos en todos lados. Y definitivamente cada sitio es de su gente, de quienes están allí recibiéndote y esperándote. Las visitas no serían las mismas sin esos encuentros. De mis alemancitos disfrute de nuevo el sentirme en familia, el poder volver un ratico a lo conocido, a caras familiares, amigas y cercanas de cuando era chiquita y además acompañados de hermosos castillos y amaneceres blancos con mucha nieve. De los franceses tuve la oportunidad de ver a mi mezcla caleña y caraqueña en donde me recordaron que en las refinadas e iluminadas calles parisinas también se podía bailar una buena cumbia y oír un ballenato tan colorido como sus personajes. Como no mencionar a mis italianos… el honor de haberlos tenido en casa, recordando momentos vividos en donde de nuevo agradecía habérmelos cruzado de manera fortuita  en algún concierto. Y los tan particulares españoles… unos artistas sin duda, sobre todo mi vecino que compartía frecuentemente conmigo buenas charlas acompañadas de tardes de té y café, en aquel sitiecito de en frente, en donde el  practicaba sus líneas para su magistral obra de teatro y yo estudiaba sobre el misterio del comportamiento humano… aquellos que me enseñaron la palabra “liarla parda”, el estar continuamente sacándome de mi área de comodidad para demostrarles mi valía en donde mis raíces y orgullo por enmarcar de donde vengo y hacia dónde voy siempre se mantienen presente. Debo añadir también momentos de alegría, sonrisas compartidas , logros alcanzados y metas en conjunto en donde durante ese recorrido mi niña de Altea o por mi llamada señora de los mil continentes me regalo una sobrina hermosa que además tuvo el honor de llevar el nombre de una flor tan única como ella. Debo agradecer a maestros, tutores y compañeros cruzados en mi camino, aquellos que me dijeron durante mis momentos de cansancio o desesperanza mientras sucumbía el verano construyendo mi proyecto de máster: “tranquila, yo te guío y mentorizo; nadie se imagina lo bien que cayeron esas palabras en ese justo y preciso momento. A hermanitas pequeñas pero que se volvieron más bien pequeñas en tamaño, pero gigantescas en corazón que a diario se trasnochaban conmigo y me subían el ánimo con algún “mug cake” de su invención o ¿por qué no un café a las mil de la madrugada? mientras sonaba alguna nota de Sabina al fondo o algún toque de nuestro querido Juan Luis Guerra….a todos ellos que fueron descubiertos en esta estancia que llevo aquí, les doy las gracias y espero seguir coincidiendo con ellos en mi recorrido.

 

**Imagen Principal:@Paulaortizoficial.

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